Tarata
Tarata en Época Inca
Armonía Andina y Legado Imperial: El Qhapaq Ñan en Tarata, Tacna
La Prehistoria del Qhapaq Ñan: Influencia Tiahuanaco y Aymara
La historia de Tarata como punto de conexión comienza mucho antes del apogeo inca. Tras la caída de la imponente cultura Tiahuanaco, la región de Tacna quedó bajo la gran influencia de los aimaras.
De hecho, según el historiador Rómulo Cúneo Vidal, los aimaras que habitaron en Tarata, Putina y Sama provenían de la localidad de Pomata. Por lo tanto, esta zona se integró al gran cacicazgo aimara de Chucuito, que incluía importantes centros como Juli, Ilave y Acora.
Por consiguiente, este pasado milenario sentó las bases de una profunda tradición andina y de rutas de intercambio que el Imperio Incaico adoptaría posteriormente.
Tarata y la Ingeniería de Pachacútec
El tramo del Camino Inca que atraviesa la provincia de Tarata es una huella innegable del paso de la civilización Inca por la región. Este camino no fue solo un sendero, sino un medio fundamental para el desarrollo y la integración de la zona al Tawantinsuyu.
El Legado de Pachacútec: Integración y Andenería
Fue bajo el mando del Inca Pachacútec que se consolidó la conexión de Tarata. Como bien se sabe, Pachacútec fue el gobernante que transformó el imperio durante el siglo XV. Bajo su poder, reformó el estado, construyó ciudades, templos y monumentos tan increíbles como Machu Picchu.
Así pues, todos los cronistas coinciden en que fue el más grande emperador del incanato. Su visión se extendió hasta Tarata, donde:
Integración Ecológica: El camino sirvió para comunicar y articular los diversos pisos ecológicos existentes en la provincia. Aun más, esta ruta facilitaba el intercambio de productos agrícolas, esenciales para la subsistencia de la población tarateña.
Sitio Arqueológico Santa María: El paso del camino inca cerca del Sitio Arqueológico Santa María y sus colosales andenerías demuestra la inversión inca en la infraestructura agrícola y el control territorial de esta zona estratégica. De este modo, el camino de Tarata fue un motor de intercambio y un símbolo de la integración total al imperio, cuyo uso se prolongó incluso hasta el siglo XX.